La noche del 20 de diciembre fue inolvidable: una luna hermosa iluminaba el firmamento y de paso la habitación, nunca se imaginó el sueño más cercano y real.
Joulios es un hijo único de padres sencillos y humildes que viven en un apartamento cercano a la costa, a la salida de la ciudad; como de costumbre Joulios, después de comer, sube al cuarto, se lava los dientes y antes de irse a la cama coge uno de sus libros de la pequeña biblioteca, hace dos días está leyendo un libro un poco voluptuoso, al cual le ha dedicado varias horas de lectura, Joulios se encuentra fascinado con esta historia, el libro se titula “La flauta”, aquí se narran los hechos de dos pequeños duendes que se encuentran en el bosque una flauta gigante y ante este tamaño se ven imposibilitados para moverla y trasladarla a otro lugar, apenas si pueden curiosearla por fuera y observar con detenimiento algunas rarezas que ésta tiene, excepto unas pequeñas balanzas en la parte superior donde se producen los sonidos y las melodías, normalmente la persona que toca la flauta se ayuda de los dedos para taponar los orificios y así darle armonía a la melodía que quiere emitir, pero esta flauta especial, además de ser muy gigante, parece automática, basta con soplar y las balanzas que ésta tiene encima suben y bajan como arte de magia, emitiendo unas hermosas melodías, así lo habían experimentado los duendes, el uno con la ayuda del otro habían logrado soplar fuertemente aunque con algunas dificultades; pasados unos minutos Sam, uno de los duendes, dijo: “…esta flauta hay que moverla de aquí, debemos ingeniar la forma para llevarla hasta la costa, allí donde por este tiempo celebran los carnavales, de seguro será la sensación de todos y todos querrán tocarla” –“ ¡ah! entonces podremos cobrar algún dinero por esto”, dijo el otro duende, - “No, de ninguna manera”- respondió Sam, -“a nosotros no nos ha costado dinero alguno, todo aquel que quiera experimentar e incluso tocar una melodía podrá hacerlo, pero no cobraremos nada a nadie”, - “está bien”, respondió el duende, -“pero ¿cómo la llevaremos de aquí hasta la costa? la distancia es considerable”, -“no importa”, dijo Sam, -“pediremos ayuda a tía Malacota, ya sabes que para ella no hay nada imposible, de seguro ella nos ayudará, le pediremos que deje de preparar su pócima por unos minutos, mientras nos crea el medio para trasladar la flauta”. Fue así como ambos duendes ocultaron con algunas ramas la gigante flauta y fueron donde su tía Malacota.
Toc, Toc, Toc, - “¿Quién es?”, pregunta desde el interior de la casa, - “somos nosotros, tus sobrinos” responde los duendes, inmediatamente la puerta se abre y aparece una despampanante mujer, también de talla pequeña, -“¡qué agradable sorpresa!, ¿qué los trae por acá queridos sobrinos?”, -“ venimos en busca de tu ayuda, tía Malacota”, -“claro, ni más faltaba, ¿para qué soy buena?”, -“tía, hemos encontrado una flauta gigante cerca del bosque, no es una flauta cualquiera, parece ser muy especial, en poco se parece a las demás que conocemos”, -“haber , haber ¿ qué quieren hacer con la flauta?”, -“la queremos llevar a la costa donde se están celebrando los carnavales, pensamos que allí será la sensación, así que mucha gente tendrá la oportunidad de curiosearla y tocar alguna melodía llevándose un lindo recuerdo de estos lados”, -“¡ah! Entiendo”, Responde la tía, -“lo que ustedes quieren es que yo les ayude a llevarla hasta allí”, -“así es tía”; -“muy bien, ¿es muy, muy gigante?”, - “a decir verdad… demasiado”- responde Sam, -“está bien, prepararé algunas letanías para la aparición de globos, creo que con esto les será posible cumplir el propósito, vayan al lugar donde se encuentra la flauta y allí les haré llegar los globos”, -“gracias tía, sabíamos que podíamos contar con tu ayuda…”
Joulios ya se encontraba muy cansado, pero no quería parar porque estaba totalmente atrapado por la historia, no obstante el sueño lo venció y poco a poco se fue quedando dormido sobre las páginas del libro en la mesa que quedaba justamente frente a la ventana, sumergido en un sueño profundo esperó que los duende engancharan la gigante flauta en los aros que llevaba los globos, fue como un sueño hecho realidad, al poco tiempo de Joulios haberse dormido, un viento golpea la ventana y Joulios siente la necesidad de despertar, al abrir sus ojos tal fue su sorpresa cuando mirando por la ventana hacia afuera observa la gigante flauta pendiendo de los globos inmensos, los duendes volaban sobre la hermosa ciudad y, efectivamente, en dirección a la costa y una profunda y cálida melodía sonaba en medio de la noche, producto del viento que lograba colarse por entre la boquilla de la flauta. Joulios no lo podía creer ¿estaba soñando o en realidad estaba despierto? pero aquello que observaba era tan real como él, observó hasta que la inmensa flauta y los globos trastornaron entre los árboles y el caserío que estaba cerca de la costa, un poco asombrado, pero seguro de lo que había visto, se dirigió a su cama y mirando hacia la ventana concilió nuevamente su sueño.
Lilliana Duque. |