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Por:
GLORIA ISABEL GUTIÉRREZ MAZO
ANGELA MARÍA ESTRADA TABARES
El presente proyecto está orientado hacia la literatura, retomando la poética y la narrativa, esta última presenta lo fantástico, lo sensual, lo sentimental, lo emotivo, dentro de lo real, además se vale de las figuras literarias para embellecer el escrito a través de palabras cultas y de uso cotidiano.
El proyecto se implementó con los alumnos del grado segundo del centro Educativo Rural Presbítero Benedicto Soto Mejía y del Centro Educativo Rural El Bosque del municipio de Yarumal, con el fin de mejorar el proceso de comprensión de lectura a través del uso de la literatura infantil: poética y narrativa, como un medio propicio para el aprendizaje significativo, donde es posible trasversalizar los saberes que se orientan en las diferentes áreas del grado segundo.
Finalmente, vale al pena resaltarse que es importante realizar un trabajo centrado en la literatura para que los educandos puedan acercarse a la historia y la cultura, analizar la realidad escolar a partir de un texto recreado y propicio para su nivel, además para interactuar con el conocimiento desde diversos enfoques y puntos de vista, permitiendo así la adquisición de herramientas relevantes que le brinde la posibilidad de construir y configurar su propia visión del mundo.
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Primero. Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.
Segundo. No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.
Tercero. En ninguna circunstancia olvides el célebre dictum: "En literatura no hay nada escrito".
Cuarto. Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.
Quinto. Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.
Sexto. Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.
Séptimo. No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.
Octavo. Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.
Noveno. Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.
Décimo. Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.
Undécimo. No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.
Duodécimo. Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratara de tocarte el saco en la calle, ni te señalara con el dedo en el supermercado.
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